Planta azul, claveles de aire o tillandsia son algunos de los nombres con los que se conoce a este tipo de planta epífita tan singular. Que además, en los últimos años, ha llamado la atención de muchos amantes de las plantas y la decoración. Y es que ha resultado ser una aliada perfecta para las casas y oficinas de las grandes ciudades, ya que se considera una de las plantas más fáciles de cuidar. Pero su singularidad viene dada por otro aspecto inquietante de su anatomía, y es que no tienen raíces. Solo hace falta ver algunas de sus variedades para quedarte anonadado y hacerte la pregunta del millón ¿cómo se alimenta esta planta?
En este artículo resolveremos esa duda y te daremos consejos para que entiendas todo sobre el cuidado de la planta de aire. Y lo haremos desde un prisma genérico que sea aplicable a cualquier tipo de tillandsia ya que, aunque es cierto que cada subespecie podría tener su propia guía de cuidado, hay elementos comunes que te harán entender de forma amplia las necesidades básicas de las tillandsias.
Básicamente, verás que el cuidado de esta planta gira en torno a un objetivo concreto: proporcionarle un entorno, lo más parecido posible, al de su hábitat natural. Para entendernos, las epífitas son originarias de zonas tropicales y desérticas del continente americano, por lo que, a menos que vivas en algún país entre méxico y sudamérica, tu objetivo será proporcionar a tu planta de aire, unas condiciones semejantes. A continuación te explicamos cómo proveer los niveles óptimos para su crecimiento y cuidado.
Humedad, riego y tipo de agua que necesitas para el cuidado de la planta de aire
La humedad es un factor fundamental para la preservación de la plata. En general la tillandsia puede soportar la sequía y la falta de humedad. Y depende de la especie veremos que algunas lo soportan más tiempo que otras. No obstante, basta con vigilar nuestra planta ya que ella misma te avisará cuando empiece a secarse. Lo verás en la punta de sus hojas. Como norma general en el cuidado de la planta de aire es preferible pecar de escasez que no de exceso. Ya que un exceso de agua, fertilizante o luz hará que la planta muera de forma rápida. En cambio, una falta de estos elementos hará que lentamente se vaya muriendo, dándonos margen para tomar cartas en el asunto.
Si quieres proporcionarle la humedad que necesita puedes, o bien pulverizarla, o bien sumergirla en agua. Para saber la frecuencia tenemos que tener en cuenta la época del año, el clima de nuestra ciudad y el ambiente que hay en nuestra casa. Para que te hagas una idea, tendremos que regarla más durante la época de verano que en invierno. Lo genérico es que en verano se pulverice unas 2 o 4 veces por semana o, si lo preferimos, podemos sumergirlas 1 o 2 veces por semana. En invierno estas frecuencias se reducen a 1 ó 3 pulverizaciones por semana o inmersión 1 vez a la semana o cada 15 días.
*ADVERTENCIA: si en el cuidado de la planta de aire te decantas por sumergirla en lugar de pulverizarla, debes tener mucho cuidado con este proceso. Y es que, debes asegurarte de que no quede nunca exceso de agua entre sus hojas. Para eso, nuestro truco es que después de remojarlas, las dejamos encima de una toalla boca abajo o ladeadas. Ya que de forma natural las tillandsias siempre miran hacia abajo y por eso nunca quedan excesos en su interior.
El tipo de agua que deberías usar, en la medida de lo posible, es agua de lluvia. Como alternativa, podemos regar nuestra tillandsia con agua blanda u osmotizada. Evitar siempre el agua del grifo ya que tiene altas cantidades de calcio y cloro.

¿Sabías qué…?
cuando compramos flores o plantas que salen del invernadero suelen estar habituadas a un 80% de humedad. Por eso, muchas veces cuando nos las llevamos a casa tienen que pasar un difícil proceso de aclimatación.
La iluminación correcta para el cuidado de la planta de aire
Este es el segundo elemento importante que hará que nuestra planta de aire crezca a un ritmo adecuado y de forma simétrica. Si tu tillandsia tiene las hojas gordas y tiene un color grisáceo, son de las que pueden soportar mejor el sol directo. Lo ideal es ubicar la planta en un lugar de nuestra casa u oficina donde haya buena iluminación o al lado de una ventana. La luz de las primeras horas del día y las últimas, puede ser directo. Nos daremos cuenta si necesitan más o menos iluminación por el ritmo y la forma de crecimiento. Es decir, si vemos que crece de forma asimétrica o desproporcionada puede ser por la falta de iluminación.
Una vez más tendrás que tener en cuenta el contexto y el feedback que vayas teniendo de tu planta de aire. En invierno por ejemplo tendrás que tener cuidado con los radiadores o fuentes de calor seco que tan habituales son esa época. Por otro lado, si tenemos la tillandsia en el exterior debemos cuidarla de temporales de lluvia y heladas ya que son sus enemigos naturales. En verano lo que tendremos que cuidar es el exceso de sequedad y el sol directo. Lo haremos aumentando la frecuencia de riego y ubicando nuestra planta en un lugar estratégico donde reciba la iluminación correcta.
Si vives en un interior o no encuentras el lugar ideal para poner en la planta de aire siempre existe la última opción que es la luz artificial. Lo único que se debe tener en cuenta es elegir una luz adecuada para plantas.
Fertilizantes y abonos para el cuidado de la planta de aire
Tenemos que recordar que las tillandsias son epífitas, es decir que no tienen raíces y que su forma de nutrición es a través de sus hojas. Ahí almacenan el agua del ambiente y los nutrientes del aire, los cuales procesa y convierte en oxígeno y carbohidratos. No obstante, lo más seguro es que el aire de nuestra ciudad diste mucho del tipo de aire de los bosques tropicales o de los desiertos mexicanos. Por eso, recomendamos ayudar a nuestra tillandsia con esporádicos riegos de abonos y fertilizantes específicos. Así nos aseguraremos que reciben los nutrientes que necesitan.
Esto lo haremos una vez al mes, y si con el tiempo vemos que nuestra planta de aire necesita más ayuda, pasaremos a rociar fertilizante cada 15 días.